jueves, 20 de febrero de 2014

Inteligencia Emocional I

   
  Cada vez son más las empresas que deciden formar a  empleados y directivos en las habilidades de la inteligencia emocional. Los psicólogos aseguran que se gana en creatividad, productividad y lo más importante: se reducen en un 50 % la ansiedad y el estrés, las grandes enfermedades del siglo XXI.


  ¿Pero de qué depende el éxito en el trabajo? Los psicólogos aseguran que depende en un 80%  de la capacidad para gestionar las emociones. Lo que se conoce como inteligencia emocional. Diríamos que es la capacidad para regular aquellas emociones que deben durar poco en el tiempo, que son normalmente emociones negativas, y hacer durar lo más posible las emociones positivas, que son más interesantes. Controlar y gestionar las emociones para ser más felices y poder afrontar cualquier situación. El problema no es el problema: "el problema" es como tú vives el problema.

   Emoción y razón funcionan juntas, por lo que podemos aprender a regular emociones negativas; enfado, frustración, envidia... La mejor forma dicen, es contrarrestándolas con emociones positivas o elaborando listas de las cosas buenas que nos pasan durante el día y no prestando atención a las emociones negativas o prestándoles la justa. Así entrenamos a nuestro cerebro a pensar en positivo, le enseñamos a fijarse y a reconocer las cosas que le hacen sentir bien. 

   Se ha descubierto que este entrenamiento además tiene un impacto físico en el cerebro humano. Los neurólogos han visto que lo que tú piensas cuando reconoces o contemplas una emoción positiva,  hace que se fortalezcan las partes del cerebro que te hacen sentir mejor. Esto favorece que se creen nuevas conexiones neuronales y se potencien nuevas redes positivas en detrimento de las redes neuronales negativas. Eres cada vez más feliz en el día a día.

   Las empresas que logran este ambiente de emociones positivas y un clima de gestión inteligente de las emociones consiguen que la productividad del trabajador aumente más del 50%. El rendimiento de los equipos cuando saben expresar y canalizar sus emociones aumenta en un 80% (porque se pueden crear equipos emocionalmente inteligentes) y hay una reducción de la conflictividad y una gestión más positiva de los conflictos en el caso de que aparezcan. Y si además mejoramos la salud del trabajador como antes he dicho, reduciendo el estrés y el desgaste profesional a la mitad, estamos  reduciendo también las bajas médicas y el absentismo laboral. En resumen, la implantación de la formación en inteligencia emocional en el ámbito laboral nos hace más felices en el puesto de trabajo, aporta calidad de vida y nos hace más productivos.


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